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La suma y la resta

La suma y la resta

En nuestro mundo, en el que hay cada vez vez más rostros cada vez más parecidos, es difícil para una persona confirmar la originalidad de su yo y convencerse a sí misma de su irrepetible unicidad. Hay dos métodos para cultivar la unicidad del yo: el de la suma y el de la resta. Uno puede restarle a su yo todo lo que es externo y prestado, para aproximarse así a su pura esencia (el riesgo consiste en que después de cada resta acecha el cero). El otro método, el de la suma, es precisamente el contrario: para que su yo sea más visible, más aprehensible, más voluminoso uno le añade cada vez más y más atributos y procura identificarse con ellos (con el riesgo de que bajo los atributos sumados se pierda la esencia del yo).

El método de la suma es bastante simpático si la persona le añade a su yo el gusto por la comida japonesa. Sin embargo la cosa se vuelve menos idílica si la persona decide añadirle a su yo el amor al fascismo, comunismo o a Mussolini. El método sigue siendo en ambos caso idéntico: el que defiende tercamente las ventajas de la comida japonesa hace esencialmente lo mismo que el que afirma que Mussolini es el salvador de Italia: se jacta de un atributo de su yo y procura que ese atributo (la comida japonesa o Mussolini) sea acptado y amado por todos lo que le rodean.

Esta es la curiosa paradoja que afecta a todos los que cultivan el yo por el método de la suma: procuran sumar para constituir un yo único e inimitable pero, como se convierten inmediatamente en propagadores de los atributos añadidos, hacen todo lo posible para que se les parezca el mayor número de personas posible; de este modo sucede que su unicidad (tan trabajosamente lograda) comienza rápidamente a desaparecer.

Podemos preguntarnos ahora: ¿Por qué el que ama la comida japonesa o a Mussolini no se conforma con su amor y quiere obligar a los demás a hacer lo mismo? Cuando uno hace de su amor por la comida japonesa parte de su yo se está diferenciando de los que no la aman pero a la vez se está pareciendo más aún a los que sí. Por ello para covertirlo en atributo del yo necesitará exaltar su amor por la comida japonesa de forma que nadie la ame más que esa persona. De este modo nacen los radicalismos. 

No sé al lector pero a mi me da que el método de la resta se parece a lo que podemos considerar como filosofía oriental mientras que el método de la suma se asemeja más al camino que hemos decidido tomar en occidente. De ese modo encontramos dos tipos de personas en occidente: los que suman atributos a su yo de los considerados simpáticos como la forma de vestir o el gusto por cierto estilo de música y por otro lado los que suman atributos de tipo político o social. Como dedujimos antes, el método de la suma conlleva el radicalismo. De este modo mientras que los primeros intentarán convencernos de que su música es mejor o de lo contrario nos discriminarán socialmente (esto es, las modas etc etc) los segundos componen todo ese nutrido grupo de convecidos de un partido político o una ideología que son capaces de defenderlo sin más miramientos.

Como la premisa inicial es necesaria: todos necesitamos identificarnos con nosotros mismo para diferenciarnos del resto, la cuestión es: ¿Cómo decidirás hacerlo: mediante el método de la suma o el de la resta?. 

4 comentarios

yo -

Bien, veo que generalmente no nos decantamos ni por la suma, ni por la resta. Personalmente, no entiendo o mejor dicho, no veo claro que tenga que ser la suma lo negativo y la resta lo positivo, o así crei entenderlo.
El caso es que desde mi punto de vista y tal y como percibo este mundo de estímulos y sensaciones, para mi la resta me lleva a mi integridad, a mi ser único y esencial para mi misma. La resta soy yo misma, yo sin tapujos, una persona desnuda en mitad de una catástrofe, un ser abandonado en la mar, una persona ante un conflicto. Yo a flor de piel.
Vamos restándole actitudes aprendidas, frases repetidas, conductas observadas y repetitivas, todo lo que adorna nuestra persona y al final , lo que queda siempre es un número decimal, pero siempre con un cero delante.

Hector -

La reflexion es de veras interesante brother!!
Como en todos los aspectos de la vida, no se debe generalizar, yo creo que lo interesante seria reflexionar sobre qué queremos o nos gustaria sumar y que deseamos restar; del resultado de esta ecuación obtendriamos lo más parecido a nuestra esencia, propia y única de cada individuo que se monitoriza y observa a si mismo de manera critica, si bien cabe añadir que como en las grandes y maravillosas facetas la vida, suele primar la simplicidad, la elegancia y la sobriedad. Suma aquello que sabes de corazon que es altruista y resta lo negativo y superfluo.
Un abrazo ropeat!!

Paula -

Interesante la reflexión, pero no estoy yo segura de que restar sea necesariamente lo positivo...

Nefer -

Pues la verdad cuñao, yo siempre prefiero sumar, añadir, completar... y si puedo multiplicar lo hago.